Estrés e incertidumbre en la adolescencia

La adolescencia constituye una etapa crucial en el desarrollo de la persona puesto que, en este periodo se producen importantes cambios físicos, además de psicológicos y sociales. En ella, se produce la consolidación de algunos de los factores más importantes de la psique de la persona como la personalidad, ideología, orientación sexual, valores morales, identidad personal y social… En resumen, es una etapa en la que los jóvenes tienen que hacer frente a grandes desafíos personales.

Dentro de toda esta gran serie de cambios que componen la etapa de la adolescencia, los jóvenes deben ir forjando un camino sobre el que orientar su futuro. Elegir con tan solo 14-15 años qué futuro elegir no es nada fácil y para muchos adolescentes supone una fuente de estrés muy difícil de gestionar. Toda esta incertidumbre que cuestiona su tranquilidad añadida a los sentimientos de ansiedad y estrés de los exámenes y la presión por sacar la máxima calificación posible hacen de la adolescencia una época de grandes retos. Sabemos lo difícil que pueda llegar a ser esta etapa, pero podemos ayudarte para hacerle frente de la mejor manera posible.

Contenidos

1 ¿Qué futuro elegir?
2 ¿Cómo hacer frente al estrés de los exámenes?
3 ¿Cuál será la mejor forma de actuar como padres?
4 Fuentes. Bibliografía y webgrafía
5 Otros artículos de interés del Instituto de Hipnosis y Psicología

¿Qué futuro elegir?

Desde los 14 años, los adolescentes deben elegir qué asignaturas seleccionar para el siguiente curso de Educación Secundaria; decantarse por opciones de ciencias, sociales o letras. Estudiar latín o biología, economía o física y química, dibujo técnico o historia del arte… En multitud de ocasiones, esto supone una fuente de estrés importante para muchos de ellos dado que, aún no han decidido qué camino elegir. Asimismo, con la llegada a Bachillerato, deben seleccionar qué rama se asemeja más a la profesión que desean. Además, tienen que empezar a pensar si prefieren continuar sus estudios en la universidad, realizar un curso de Formación Profesional o bien, adentrarse directamente en el mundo laboral.

Esta incertidumbre es totalmente normal y comprensible por lo que, como adolescente, te aconsejamos que intentes no tomártelo como algo grave. Probablemente, durante toda la etapa académica no te hayas parado a pensar qué es aquello que te gusta o te motiva realmente, por lo tanto, es normal que estés algo perdido. No te preocupes, hay muchas formas de descubrir cuál es tu verdadera vocación.

En primer lugar, para poder elegir necesitamos conocernos bien y entender cuáles son nuestras fortalezas y debilidades, así será mucho más fácil encontrar opciones que se adapten a nuestros gustos. En primer lugar, puedes hacer una lista de tus habilidades y fortalezas, esto te ayudara a descartar opciones y barajar otras muchas. Todos tenemos habilidades innatas, cosas en las que somos buenos; sin embargo, puede que nos resulte difícil identificar estas particularidades porque pensamos en ellas como cosas «normales». Debes darte la oportunidad de pararte a analizar cuáles son tus habilidades y tenerlas en cuenta para elegir un camino u otro.

Aparte de observar cuáles podrían ser tus fortalezas, valora qué es aquello que realmente te motiva y te apasiona. Hay multitud de salidas profesionales y siempre puedes elegir una que se acerque en mayor medida a aquello con lo que disfrutas. Además de reflexionar acerca de tus gustos, también puedes pararte a pensar en la forma en la que quieres sentirte realizado, es decir, si te sientes mejor contribuyendo de alguna forma con la sociedad o desarrollando tu ingenio y capacidad.

Posteriormente, para analizar qué carreras se asemejan en mayor medida a aquello que realmente te gusta y se te da bien puedes elegir una serie de carreras y ver su descripción general, plan de estudios, salidas laborales… De esta forma, tendrás una idea general de cual podría ser la mejor opción.

En caso de que te sea difícil decidirte, no te preocupes, tienes tiempo para equivocarte y si finalmente entras en una carrera que no es la deseada, siempre puedes cambiarte. Si no te apasiona el camino que has elegido, intenta considerar el dejarla y encontrar una que realmente te haga sentir cómodo y realizado. Reflexiona acerca de los años que crees que puedes perder por cambiarte y buscar otra opción y compáralos con aquellos que perderías haciendo algo que no te motiva.

¿Cómo hacer frente al estrés de los exámenes?

Mal humor, insomnio, miedo a quedarse en blanco… Superar las pruebas de los exámenes junto a la presión por alcanzar una buena calificación es una gran fuente de nervios y preocupación para todo estudiante. Entre el 15% y 25% de los adolescentes que afrontan importantes exámenes como las pruebas de acceso a la universidad sufren ansiedad y estrés ¿Cómo podemos solventar toda esta situación de la mejor forma posible?

En primer lugar, debes concienciarte de todos los años que llevas preparándote para ese momento. Has superado muchas pruebas y todas ellas las has superado. ¿Por qué debería ser esta vez diferente? Intenta analizar cada uno de los pensamientos que rondan por tu cabeza. Observa cada uno de ellos y reflexiona sobre lo que verdaderamente son, pensamientos. No te dejes llevar por aquellos pensamientos negativos, simplemente obsérvalos con cautela. Estate atento a cualquier información negativa que te puedas estar diciendo a ti mismo sobre el examen. Este tipo de mensajes pueden aumentar tu ansiedad. Si eres capaz de darte cuenta de la existencia de este tipo de pensamientos («No voy a ser capaz de hacerlo bien” o «Voy a suspender»), podrás tener la capacidad de analizarlos y valorar su verdadera utilidad. Intenta focalizar tu atención en aquellos mensajes prácticos y verdaderos, como: «Seré capaz de enfrentarme al examen ya que, me lo he preparado bien».

Después, utiliza un poco el estrés que estés experimentando en tu propio beneficio. El estrés es un signo de alerta que avisa para algo importante va a ocurrir. Puedes usar este estrés para alterarte y lamentarte o bien, para simplemente darte un pequeño aviso de que tienes que empezar a organizarte e ir estudiando con suficiente tiempo de antelación. De esta forma, podrás evitar que el estrés tome el control y te domine.

Otra cosa que puedes hacer es aprender a relativizar tus fallos y equivocaciones. Hay personas muy exigentes consigo mismas y esto puede llegar a ser un problema si no trabajan en lo críticos y duros que son a veces consigo mismos. Todos cometemos errores, y es posible que haya escuchado que cada fallo es una oportunidad de aprender. Intenta poco a poco tolerar tus pequeños errores, reflexiona como cada uno de ellos te será realmente útil para saber cómo enfrentarte a ellos en una situación futura.

Otra de las opciones que se pueden llevar a cabo es el establecimiento de unas rutinas de estudio. Cuando logramos mantener una rutina de estudio estructurada el cerebro consigue retener una mayor cantidad de información. Siéntate y tomate tu tiempo para organizar el día de la mejor forma posible, con periodos de descanso que te permitan algo de desconexión. Se puede intentar crear un horario que indique el periodo de tiempo que va a dedicarse a la preparación de cada una de las asignaturas junto a pequeños momentos de descanso y desconexión. Cuando estamos agobiados intentamos estudiar el mayor tiempo posible y no somos conscientes de que en ocasiones, un pequeño periodo de desconexión puede ayudarnos a rendir mejor.

Por último, es muy importante intentar dedicar un pequeño periodo de tiempo al autocuidado. Es necesario cuidar de uno mismo para alcanzar el mejor resultado posible. Hacer ejercicio físico, dar un paseo, llevar a cabo prácticas de meditación o relajación son varias de las muchas alternativas que se pueden llevar a cabo para despejar la mente de la presión de los exámenes. Organiza pequeñas actividades que puedan ayudarte a conectar contigo mismo y te permitan sentir sensaciones agradables.

En caso de que hayas probado todo lo anterior y tengas dificultades para controlarlo, siempre puedes pedir ayuda. Busca un espacio de seguridad y tranquilidad donde expresar aquello que sientes. Pide ayuda a tus padres y profesores, ellos pueden darte una serie de herramientas que podrán ser de gran ayuda. Asimismo, puedes solicitar cita con algún profesional de la psicología para que juntos podáis encontrar la manera de hacer frente a estos pensamientos y preocupaciones.

¿Cuál será la mejor forma de actuar como padres?

Ante esta incertidumbre presente en muchos adolescentes, la mejor opción es validar esta inseguridad y la preocupación presente en el menor. Recordar que hay muchas formas de sentirse realizado y que en caso de no dar con la opción correcta siempre tiene la oportunidad de cambiar. Ante el estrés presente durante la época de exámenes, intenta ayudarle a la hora organizar su tiempo y estar ahí aquellos días que necesite tomarse un respiro. Asimismo, relativizar sus errores y valorar cada uno de sus éxitos. Recordar lo válido y capaz que ha sido y es en cada uno de sus pasos como estudiante y persona. Expresar que puede equivocarse y que van a estar para apoyarle es una de las mejores formas en la que podemos ayudar como padres.

Aprender a gestionar el estrés provocado por los exámenes no es tarea fácil y como todo objetivo en la vida requiere tiempo y práctica. Intenta poner en práctica todos estos consejos de forma lenta y progresiva. El simple hecho de intentarlo te ayudará a tomar conciencia de aquellos aspectos que pueden servirte para mejorar. Si ves que tienes dificultades, busca ayuda de un profesional. La terapia puede ayudarte a encargarte de los sentimientos, pensamientos y comportamientos que incrementan tu ansiedad. En resumen, hay diversas alternativas que pueden ayudarte a estar mejor, simplemente, intenta encontrar aquella que se ajuste en mayor medida a tus necesidades.