Hace años que se lleva a cabo la terapia online, pero ha sido tras la aparición de la COVID-19 cuando su uso se ha disparado, debido a la adaptación forzosa por la que pasamos de confinamiento y distanciamiento social para evitar los contagios. Esto, que ha ofrecido múltiples ventajas a la hora de poder acceder a terapia, también ha generado rechazo por distintos motivos. Si te estás planteando empezar una terapia, o cambiar la que llevas a formato online, estos son algunos apuntes que debes tomar en cuenta.
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La terapia online ofrece una serie de ventajas:
- Ahorrarse el desplazamiento a la consulta, lo cual implica un ahorro de tiempo y dinero, así como más flexibilidad al escoger la hora de la cita. También es la única forma de poder acceder a terapia para personas que no pueden salir de casa, o lo que les supone un esfuerzo muy grande, como puede suceder en casos de agorafobia, TOC o depresión grave.
- Poder acceder a múltiples terapias y profesionales que no se encuentran disponibles en tu zona. Si buscas algún profesional o herramienta terapéutica en especial, si vives en una zona rural o te encuentras en el extranjero y no hay profesionales que hablen tu idioma, la terapia online te ofrece mucha más libertad y acceso, convirtiéndose a veces en el único recurso disponible.
- Acceder a terapias más baratas. Hay profesionales que al dedicarse exclusivamente a la terapia online, no necesitan pagar el alquiler de una consulta y su mantenimiento, por lo que se pueden permitir abaratar el precio de las sesiones, y con ello facilitar el acceso a personas que de otro modo no podrían recibir tratamiento psicológico.
- Mayor confidencialidad. Para aquellas personas que quieren mantener el ir a terapia en secreto, poder hacerla desde su ordenador les ayuda a preservar mejor su intimidad. Además, al encontrarse en un entorno ya de por sí seguro, como suele ser el hogar, se sienten más libres y con mayor comodidad para poder abrirse y expresar sus preocupaciones.
- Facilitar el acceso a la terapia, por la comodidad de poder realizarla desde casa, y de este modo evitar que se alargue la decisión de empezarla. Muchas veces nos resistimos a dar el paso, yendo a terapia cuando ya llevamos un tiempo encontrándonos verdaderamente mal. Esto se puede prevenir comenzando la terapia antes, de modo que puedas empezar a superar una ruptura de pareja, a rendir más en el trabajo, a sentir confianza y tranquilidad en el día a día o a gestionar una crisis existencial con un solo clic.
- Ayudar a mantener una terapia que has empezado en vivo. La vida da muchas vueltas, y es una tranquilidad el poder acudir a un centro y saber que si por algún motivo necesitas mudarte o viajar, no va a significar el final de tu terapia, porque está la opción de hacerla online. También he tenido algún paciente que se ha quedado dormido pero ha podido llevar a cabo su sesión de ese día haciéndola online, o que ha tenido un día duro y ha preferido quedarse en el resguardo de su hogar y hacer la terapia desde allí. En casos de problemas con los medios de transporte, un clima terrible o eventos de última hora, las sesiones online aportan mucha flexibilidad para continuar la terapia presencial.
- Misma eficacia. Hay estudios que demuestran que la terapia online es igual de efectiva que la presencial1. Aunque no se recomienda si se está pasando por un problema psiquiátrico grave que te dificulte adaptarte a la realidad, como en una crisis en esquizofrenia o trastorno bipolar. En esos casos hace falta acudir a urgencias o psiquiatría, y una vez haya cierta estabilización poder llevar a cabo la terapia psicológica.
Sin embargo, la terapia online también acarrea una serie de inconvenientes:
- Menor confidencialidad si vives en compañía. No vas a poder sentirte con libertad para expresarte si tienes miedo de que el resto de las personas que conviven contigo te puedan escuchar. He tenido sesiones enteras con pacientes escribiendo en el chat porque no se atrevían a hablar en voz alta por miedo a que los escuchasen.
- Tener que compatibilizar tus tareas en casa con la terapia. Por ejemplo, en caso de que tus mascotas, tus hijos u otras personas que requieran atención y cuidados estén en casa y tengas que estar pendiente de ellos. Es importante que en el rato de terapia no haya nada que te pueda distraer.
- Mayor riesgo de interrupción. En consulta el espacio está dedicado exclusivamente a la terapia, pero en el hogar, no. En cualquier momento te puede interrumpir alguien llamando a tu puerta, o la entrega de un paquete, o un electrodoméstico pitando o haciendo ruido.
- Problemas con la cobertura de internet o el dispositivo. A veces la sesión online se ve interrumpida por los problemas de internet, por notificaciones del ordenador o porque se acaba la batería. Si no te sabes manejar con las tecnologías, te puede costar llevar a cabo una terapia online.
- Distancia física. La falta de contacto físico, o el que la persona esté tras una pantalla, a veces puede dar sensación de frialdad al principio. Además, aunque poco a poco se va cogiendo confianza, es cierto que en momentos en los que hace falta una mano en el hombro u ofrecer unos pañuelos, no se puede llevar a cabo. Y parte de la confianza que surge en los momentos previos y posteriores a la sesión (hablando de forma más informal cuando se acompaña a la salida) se pierden.
- Se pierde información no verbal valiosa y parte de la interacción que habría en una consulta, aunque eso no disminuya la eficacia.
- La hipnosis es igual de efectiva, pero es más difícil para los profesionales el regular distintas variables como el ruido, la claridad de la sala, etc. Aunque todo esto se soluciona fácilmente avisando a la persona para que los regule por sí misma, buscando un sitio tranquilo, cómodo y libre de interrupciones.
- No se suele recomendar este formato de terapia para niños pequeños. Antes de los 9-10 años suele costarles mantener la atención en la pantalla, se despistan más porque están en su casa y es más difícil realizar juegos. A partir de los 9 años se puede aplicar combinando el trabajo con sus cuidadores y adaptando las sesiones, y ya de adolescentes se lleva a cabo como con los adultos.
En caso de escoger la terapia online, trata que nada ni nadie te pueda interrumpir durante la sesión, avisando a las personas con las que convives y poniendo el móvil en silencio. También puedes usar auriculares para preservar tu intimidad, o tener la sesión en horarios en los que no haya nadie en casa. Es preferible utilizar un ordenador conectado al cargador, pero lo podrías realizar también por tablet o incluso con videollamadas en el móvil, siempre cuidando el disponer de un acceso a internet mínimamente decente. Si tienes mascotas, asegúrate de que puedan estar solas un rato sin generar mucho ruido, cerrando la puerta del cuarto en el que te encuentres para que no entren. O, en caso de cuidar de alguien, trata de que esa persona se pueda quedar sola o que haya alguien más a cargo. Y, por último, asegúrate de que quien te vaya a atender está colegiado buscando o preguntando su número de colegiación (se puede buscar en el Colegio de Psicología de cada zona también), porque si no lo tiene no está oficialmente habilitada para realizar terapia en España, ya sea online o no.
Seguramente al empezar la terapia online haya momentos en los que algo o alguien te interrumpa, ya sea algún familiar que se haya olvidado de que estás en sesión y te abra la puerta, tu gato paseándose por el teclado, o el pitido de la lavadora tras terminar. Poco a poco te irás acostumbrando a crear tu espacio y tu momento para la terapia, y así poder crecer como persona para lograr las metas a las que aspiras. ¡Mucho ánimo!
Irene Hernández Ponce
Psicóloga Sanitaria
Nº Col AN1067
Fuentes. Bibliografía y webgrafia.
Los 9 beneficios de la terapia psicológica online (psicologiaymente.com)
LAS 5 DESVENTAJAS DE LA TERAPIA ONLINE (espacioasis.es)
DESCUBRE SI LA TERAPIA ONLINE ES RECOMENDABLE PARA TI (espacioasis.es)